Método cognitivo-emocional como base en la educación canina.

Si un perro es capaz de desmantelar media cocina, llegando a abrir cajones para llegar a la encimera y robar comida… ¿Lo hace porque tiene claro su objetivo y busca la manera de llegar a él resolviendo problemas? ¿O descubre la solución de manera casual, haciendo un número de repeticiones X y aprendiendo de manera asociativa?

El método cognitivo-emocional suma la influencia de las emociones en el proceso de aprendizaje y la necesidad de una correcta gestión emocional por parte del perro.

 

Desde DogSoul consideramos que los perros son capaces de marcarse esos objetivos mentales y resolver problemas para llegar a ellos, como ha demostrado científicamente la teoría del cognitivismo.

A consecuencia de esto, nos formamos a lo largo de estos años en esta corriente y nuestro trabajo se basa en el método cognitivo-emocional, creado por Carlos Alfonso López García (2004 “Adiestramiento canino cognitivo-emocional” y 2014 “Tu perro piensa y te quiere”).

Para poder comprender por qué escogemos esta metodología, empezaremos explicando las dos únicas teorías demostradas científicamente que definen el comportamiento: el conductismo y el cognitivismo.

El conductismo.

Defiende que todos los animales aprendemos de manera asociativa a través de estímulos externos que refuerzan o castigan nuestras conductas. No niega que existan procesos mentales, pero no los ve como causa de la conducta, sino como un efecto colateral de la misma. Digamos que el motor de la conducta estaría siempre fuera del individuo.

El cognitivismo.

Sin embargo, dice que somos capaces de hacer una representación mental de lo que queremos conseguir y a partir de ahí deducir y dar los pasos necesarios para ello. Tampoco niega la influencia que los refuerzos o castigos tienen en la conducta, pero considera que el motor de la misma puede ser interno. (Entrevista de C.A López García al investigador cognitivista Josep Call.)

En nuestro ejemplo, un conductista opinaría que el perro ha robado la comida después de probar distintas conductas y ver reforzadas las que le han llevado a resolver el problema en cuestión. Por el contrario, un cognitivista vería la representación del objetivo mental del perro y los procesos mentales derivados como causa directa de las conductas que ha decidido llevar a cabo para conseguir la comida de la encimera.(habituacionismo vs gestionalismo)

En el cognitivismo, por tanto, está definido que los perros:

-Piensan, son capaces de establecerse objetivos mentales y resolver problemas.
-Son sociales y tienen capacidades afectivas.
-Tienen innatismos (conocimientos que vienen grabados en su código genético) que determinan parte de su conducta.

Y, para ir más allá, el método cognitivo-emocional suma la influencia de las emociones en el proceso de aprendizaje y la necesidad de una correcta gestión emocional por parte del perro a través del trabajo de las bases de la salud emocional (control, autocontrol, estabilidad emocional, nivel de estrés y balance emocional).

Además, el enfoque de trabajo en esta metodología es tetradimensional, donde la conducta tiene un valor en cada una de estas 4 dimensiones: física, emocional, cognitiva y social. Por ello, en todas nuestras intervenciones tocamos los valores en las 4 dimensiones en lugar de poner el foco en modificar únicamente las conductas observables.

Desde DogSoul pensamos que la mejor manera de ayudar a los perros es entender su naturaleza, respetarla y guiarles para ser socialmente competentes y para que tengan una gestión del entorno adecuada.

Además, creemos que el trabajo con los perros tiene que ser ético, estar basado en la ciencia y buscar cubrir las necesidades del grupo familiar, mejorando su bienestar y la calidad de vida de todos sus miembros. Ese es nuestro principal objetivo.

Si necesitas asesoramiento para poder guiar a tu compañero canino, contáctanos y estaremos encantados de ayudarte a entablar un vínculo más sano entre vosotros.